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Le Rêve de la veille

mise en scène François Berreur

: Presentación 2

Una noche, saliendo de la estación de trenes de Besançon (Doubs), vi alejarse bajo la nieve al cantante Ringo Willy Cat, cargando sus maletas e ignorando a los taxis, el mismo que se había casado con la cantante Sheila, quien fue una gran estrella como decíamos, que cantaba con él cuando se casaron "Laisse les gondoles à Venise..." (Deja las góndolas en Venecia) - mi hermano y yo retomábamos el estribillo en coro - que venía por dos noches, un viernes y un sábado, a cantar sus antiguos éxitos en un club de strip-tease de esta fría ciudad del Este.


Una vez, y esto fue en Morez (Jura), el director del salón de baile nos explicó que la semana anterior, otros tuvieron más suerte que nosotros al ver una lucha libre feminina arbitrada por un enano.


En Italia, en Aoste (Aoste), nevaba y mientras comíamos los tres juntos en un restaurante desierto, abandonados incluso por los que nos habían invitado, los meseros y cocineros miraban en la televisión un juego de gritónes y colorado. En un barco, a lo largo de Grecia, una mujer gorda volvía a su lugar por segunda vez, los actores la veían pasar lentamente con una copa de Martini en la mano. Un niño vino a jalarme de la manga entre dos escenas detrás de la tapadera y me dijó : "- ¡ Esto va demasiado rapido, no entiendo nada ! ".


Otra vez, y afuera azotaba con furia una tempestad, un charlatán, que no conocíamos, vino a decirnos que íbamos a estar muy chistosos, y nosotros detrás del telón nos pusimos a temblar de miedo. El techo era tan bajo - ya no me acuerdo bien- el techo era tan bajo que la actriz decidió no ponerse sus tacones altos por miedo de tocar los reflectores con su chongo alambicado.


La última vez - y esto fue como un sueño -, me había equivocado de puerta y había entrado por la puerta central, del fondo del inmenso escenario del Châtelet, frente a una sala vacía pero totalmente iluminada y me quedé petrificado.


Detrás de un telón, una vez, y hablabamos de actores una vez más, una cantante se deshizo en lágrimas inmediatamente después que cayó el telón y la sala entera la escuchó y soltó una carcajada. Una actriz, pero eso me lo contó alguien, se equivocó de ciudad en una gira y llegó al comienzo de la noche a la puerta de un teatro cerrado mientras que la tropa entera la esperaba a cientos kilometros de ahí.


Jean-Luc Lagarce octobre 1989

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