theatre-contemporain.net artcena.fr

Couverture de Ultimos remordimientos antes del olvido

Ultimos remordimientos antes del olvido

de Jean-Luc Lagarce

Texte original : Derniers remords avant l'oubli traduit par Fernando Gómez Grande

Cet article n'est pas disponible dans la langue de navigation

Ultimos remordimientos antes del olvido : Extracto 1 : « Taciturno »

HÉLÈNE.– Es una estupidez. Vas a plantear problemas. Estaba segura de que plantearía problemas, de que montaría historias. Lo había avisado. Ya te lo dije ¿no es cierto? No digas que no te lo dije. Lo había previsto, era previsible, era tan previsible. Montar historias, hablar durante horas –que si esto, que si aquello y lo contrario también– lo volvemos a encontrar tal como era, no has cambiado, taciturno y complicado.


PAUL.– Espera, Hélène, espera, no empieces así, os explico. Sólo estamos hablando. No empecéis.


PIERRE.– Pero ¿qué es esto? ¿La palabra que acabas de utilizar, lo que acabas de decir, la expresión esa? No he abierto la boca, acabáis de llegar, aún no he abierto la boca, no habéis oído el sonido de mi voz, acabamos apenas de empezar e inmediatamente dice que soy taciturno, exactamente eso, he entendido perfectamente, he oído perfectamente.
¿Por qué dices eso? Me hubiera gustado que todo hubiese transcurrido bien, sin desavenencias, lo hubiera preferido así, si no veíais inconveniente alguno, es mejor para todos, resolvemos este asunto del dinero ya que os interesa tanto, puesto que es tan importante, pero cada uno se queda en su sitio. ¡No empieces!
Yo nunca fui taciturno, ¿por qué dices eso? Y de mí, y con ese mohín especial.
“Taciturno.” Por qué ha dicho eso, enseguida, inmediatamente, utiliza palabras, nunca supo por qué, taciturno no se aplica en modo alguno a esta situación. ¿Por qué dices eso? ¿Lo dices por decir? No soy yo el que tiene que empezar, eso es todo.
No tengo nada que decir. Eso es lo que me gustaría que entendieseis.
No estoy al corriente, el dinero, apenas lo recuerdo, no llevábamos la cuenta, “quién ponía qué”, la parte de cada uno, no era mi fuerte, “en nuestros hábitos”, por mucho que intente recordar, y por mi parte, “en cuanto a mí”, yo no he cambiado.
No empieces a decirme que yo monto historias, soy tal vez, muy al contrario, soy tal vez la persona, el hombre, la persona para ser más exactos, soy seguramente la persona que menos historias monta (¿montaría?), que menos historias monta. Todo el mundo lo sabe. Paul lo sabe; tú sabes, Paul, que no monto historias. Siempre fue así. De nosotros tres, digamos “nosotros tres”, de nosotros tres, si queréis admitirlo y recordarlo, de nosotros tres, soy yo el menos complicado, el más conciliador, tal vez nunca os hayáis dado cuenta –sencillamente nunca os disteis cuenta– pero soy siempre fui el más conciliador, de ese tipo de personas de las que decimos que son apaciguadoras, que despliegan buen talante, tesoros de diplomacia, eso exactamente, como yo, “desplegando tesoros insospechados de diplomacia”. Es algo sabido, un aspecto de mi personalidad, una evidencia. “Taciturno”, ¡exactamente lo contrario!


imprimer en PDF - Télécharger en PDF

Ces fonctionnalités sont réservées aux abonnés
Déjà abonné, Je me connecte Voir un exemple Je m'abonne

Ces documents sont à votre disposition pour un usage privé.
Si vous souhaitez utiliser des contenus, vous devez prendre contact avec la structure ou l'auteur qui a mis à disposition le document pour en vérifier les conditions d'utilisation.